Y en la partida de ajedrez que tiene como tablero el Mediterráneo, Marruecos es un jugador básico. A diferencia de otros regímenes, el líder alauí no se enfrenta a una opinión pública que pide su dimisión. Mohamed VI se sentó en el trono en 1999 (es decir, una efeméride relativamente reciente; más aún si tenemos en cuenta la concepción del tiempo por parte de los musulmanes), y su discurso de renovación y avances democráticos han sido aceptados por su pueblo -mayoritariamente satisfecho del empuje de Marruecos tras 38 años con Hassan II en el poder-. A sus 47 años, Mohamed VI ha confeccionado un reino en el que ha logrado -merced, entre otras razones, a un férreo control mediático- una popularidad y una estabilidad a la que, ahora, han llegado la 'Primavera árabe'.
El próximo domingo, 20 de febrero, varios miles de seguidores han organizado "un levantamiento" a través de Facebook. No piden 'la cabeza' del monarca, pero sí que se establezca una Constitución que aporte garantías de una democracia más real, terminar con las actuales élites corruptas y fomentar una nueva política basada en un Gobierno elegido por los ciudadanos y en la que el rey no asuma tantas cotas de poder. A estos movimientos (hasta el domingo, virtuales, alrededor de un vídeo en Youtube que está corriendo como la pólvora) se añaden voces, como la del intelectual Abdellatif Laabi, que alertan de la dificultad de que un tsunami de las características de la actual ola de revueltas populares no llegue a Marruecos.
Plaza Jamaa el-Fna, Marrakech |
Así, Mohamed VI deberá decidir si 'contraataca' con inusuales acciones virtuales (como el 'esporádico' llamamiento a poner el rostro del monarca en los perfiles de Facebook el pasado 14 de febrero), con la 'mano dura' del Ejército (algunas fuentes aseguran que parte del destacamento en el Sahara Occidental está regresando a las grandes ciudades) o, por el contrario, abre la mano a las peticiones populares que piden reformas, pero no su dimisión, para lograr así 'sortear' la 'Primavera árabe' sin distirbuios sociales y manteniendo el trono.
Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo.
J. W. Goethe
Egipto es uno de los países más formados del norte de África. Veremos a ver si el resto de países continúan su senda. Me parece muy difícil.
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